Nada vuelve a ser igual, NUNCA...cada momento es único e irrepetible!
Cuando eramos pequeños veíamos el mundo con otro ojos; los ojos de la pureza, de la inocencia, del amor. Todo nos parecía tan hermoso, tan sorprendente, nada era cotidiano ni normal, todo era extravagante, y novedoso, de manera que todo era para nosotros algo espectacular; estábamos descubriendo un mundo nuevo, que pronto se convertiría en algo normal.
Cuando eramos pequeños veíamos el mundo con otro ojos; los ojos de la pureza, de la inocencia, del amor. Todo nos parecía tan hermoso, tan sorprendente, nada era cotidiano ni normal, todo era extravagante, y novedoso, de manera que todo era para nosotros algo espectacular; estábamos descubriendo un mundo nuevo, que pronto se convertiría en algo normal.
Es así como poco a poco, hemos dejado de ver el mundo con esos ojos para empezar a verlo con ojos de preocupación, nostalgia, tristeza, desprecio...Nada parecido a lo que sentíamos en aquel pasado.
Hemos empezado a tener problemas que resolver, cosas nuevas por las que preocuparnos, personas que odiar, leyendas que desmentir y mundos de hadas que destruir; todo sin darnos cuenta de lo que estábamos haciendo y sin sentirlo realmente.
Si fuéramos capaces de encontrar ese niño que todos llevamos dentro, si pudiéramos dejar que viva codo a codo con nuestra actual personalidad, todo sería mucho más fácil. Dejaríamos de ver el mundo como algo sin sentido o sin importancia para volver a verlo con ojos de asombro, y encontrar la felicidad y la sorpresa en las cosas menos esperadas.
¿Sería entonces el ser humano más feliz?, ¿podríamos hacerlo? Volver a vivir como niños, con el mismo entusiasmo, pero al mismo tiempo siendo maduros.
Si pudiéramos hacerlo, si pudiéramos...pero estamos rodeados por demasiadas cosas sombrías, que nos atacan por todos lados, sin dejar que el pobre niño asustado que llevamos dentro, pueda salir, acorralándole, asustándole...
Pero lo importante es no olvidar que lo llevamos dentro y que podemos hacer que salga, cuando estemos preparados para ser felices y dejar de pensar en las cosas que no nos permiten serlo.